Las temperaturas altas de la noche intensifican la respiración de la planta, con lo que el consumo de las reservas acumuladas durante el día por la función clorofílica es mayor.
Una gran deficiencia de magnesio en el suelo provoca necesariamente el amarilleamiento de las hojas, llamado clorosis, y - lo que es más importante - una disminución de la fotosíntesis clorofílica.
La función clorofílica que desarrollan las plantas durante el día desprende numerosos electrones que pronto se adhieren a los átomos de oxígeno formando iones negativos.