Un acariciador que despacio explore mis sentidos, recorra toda mi piel, busque todos mis lugares, hasta hacerme vibrar y terminar por suplicarle que me penetre.
Nada de nada, no estaba bajo los efectos tranquilizantes de algún fármaco contra el dolor, que según decía mi padre cuando estaba entre nosotros, es un lenitivo acariciador.
Similar rutina sigue la hembra del cocodrilo: sus pretendientes han de probar fiereza para conseguir el alimento, pero a la vez deben ser tiernos, acariciadores e imaginativos.