No obstante, sé de una novelista, cuyas obras pueden ser inmortales, que lee absolutamente todo lo que cae en sus manos: clásicos, historia, biografías y... fotonovelas.
Pulsa con elación, virtuosidad el laúd de los inmortales y su vuelo creador se dirige a las estrellas para robarles con mirifitud unas espigas de su fuego sideral.