La idea obvia es cobrar impuestos a los campesinos que tienen animales, en nombre de salvar al planeta, ya que los demoníacos animales arrojan peligrosas ventosidades a la atmósfera.
Conforta mucho, resuelve ventosidades, son buenos para el pecho, y para los fríos de complexión; calientan y confortan, corroborando los miembros principales.
Hay tantos tipos de ventosidades como personas en el mundo pero no me negarán que existe una combinación que hace saltar las armas de peligro biológico.