Los pueblos de la antigüedad aprovechaban el alquitrán para calafatear sus naves, engrasar los ejes de sus carros, cimentar o impermeabilizar sus habitaciones.
Esa palabra que aparentemente forma parte innecesaria de un trabajo de carpintería, tal como calafatear con brea el arca para sellar la, gira radicalmente cuando descubrimos su significado.