Era un personaje simpático, inocente, inquieto pero sereno, y de carácter curioso, que además tenía un tupé enorme que lo convertía en alguien totalmente característico.
Se tupé el chubasco, y en la calle, entre dientes líquidos, fatigas de suelas caladas; sedentario de pesares, de transidos lloros, se moja este amor encallecido.