A pesar de los esfuerzos exigidos para alcanzar estas regiones fantásticas, cuando uno acude hasta allí se siente irremisiblemente obligado a regresar.
Sin embargo, cuando intentamos detener el proceso, siempre cambiante, siempre fluido, y nos aferramos a lo que perdemos, irremisiblemente nos sentimos frustrados y nos estancamos.