Y es que la crisis política contemporánea no es, en particular, una crisis de la democracia irreligiosa sino, en general, una crisis de la democracia capitalista.
Así pues, a través de la purificación del lugar, tiempo, sustancia, hecedor, mantras y trabajo, la persona se vuelve religiosa, y si descuida estos seis elementos es considerada irreligiosa.
Y empezó la obra, pero a causa del carácter irreligioso y a menudo atentatorio de los privilegios existentes, fue varias veces prohibida su publicación.