Por esta razón, las normas morales han sido calificadas de imperativas, simplemente, a diferencia de los preceptos jurídicos que son, imperativo-atributivos.
Lógicamente en estas estructuras atributivas formadas con un participio de pasado, el problema radica en ver si vivo es un atributo o forma parte del núcleo oracional.
Pero el significado actual de estos componentes sólo se entiende ahora con relación a los demás componentes (lo que justifica la calificación de los conceptos como totalidades atributivas).