Resultado: pérdida de sentido de pertenencia, resquebrajamiento de relaciones, actitud defensiva, irritación y eventual obcecación en algunas esferas, como en la alta dirección.
Son diversas las reacciones, algunas descaradamente machistas, otras encubiertas, y los retardatarios de siempre sacan a relucir sus trillados argumentos para descalificar lo que decimos.