Fue en fragante, no hubo lugar de tormento; concluyóse la causa, acomodáronme las espaldas con ciento, y por añadidura tres precisos de gurapas, y acabóse la obra. -?
Llegó a la puerta; llamó; abrióle una vejezuela muy pobremente abrigada, rostro cáscara de nuez, mordiscada de facciones, cargada de espaldas y de años.
Cuando el telón comenzó a bajar, estalló en aplausos descomedidos y gritos de bravo y palmadas en las espaldas de los espectadores que se abrazaban llorando, emocionados, enternecidos, sobreexcitados.