En ese momento saludamos con entusiasmo la iniciativa, la vimos nacer palpitante, la contemplamos crecer con robustez y asistimos emocionados a sus diversas manifestaciones cada vez más vitales y pundonorosas.
Tampoco hay suficientes alimentos para mitigar el hambre generalizada, excepto para un puñado de pundonorosos revolucionarios que no tienen que preocuparse por ese insignificante problemilla.
Las hay también neuróticas que eligen perfumes pundonorosos para encubrir su incapacidad de tomar decisiones o aromas calmos para disimular las tormentas de su carácter.