Éste exhibía un magnífico decorado: cortinas de raso bordó, sillones tapizados con gobelinos, arañas de caireles, techo con molduras artísticas, piso de mármol y alfombras persas.
Pasamos por una mansión de rejas negras y muros amarillentos, tenía en la entrada una araña dorada con seis lámparas de las que colgaban delicados caireles de cristal.