En la literatura clínica abundan ejemplos de personas que han aprendido que las alturas (acrofobia), la oscuridad (nyctofobia), etc., son señales de peligro y daño posible.
Al igual que otras fobias, la acrofobia genera fuertes niveles de ansiedad en los individuos que la presentan, lo que induce una conducta de evitación de la situación temida.