De manera semejante puede afirmarse que una evangelización sin teología es una contradicción en sí misma: teologiza todo el que evangeliza, evangelizando teologiza, teologizando evangeliza.
La religión chamánica forma un complejo coherente que siempre está presente en los orígenes de toda civilización y de toda religión burocratizada y teologizada.
Se trata pues no solo de asumir reflejamente los presupuestos teológicos de toda evangelización, sino también de reconocer la evangelización que comporta pensar la fe, es decir, teologizar.
Aprender a teologizar es aprender a encontrar la esperanza dialogando, participando, sufriendo, celebrando con quienes nos rodean y teologizan desde sus propias experiencias.