Y no la hay, precisamente, porque la juventud elimina su capacidad potenciadora y la convierte, inmediatamente y ajena a la temporalidad, en realidad taxativa.
Quizá los modos de pensamientos netos, definidos, específicos, taxativos, no existan y sean sólo meras lucubraciones filosóficas o ideales a concretar.
Es una posibilidad insoslayable en nuestra existencia, no pensarnos a nosotros mismos a partir de esta taxativa regla universal, es mirar hacia otro lado.