Si yo hubiera sido talibán (o un ciudadano descontento, sin ir más lejos) quizá a esta hora todavía estaríamos lamentando la desaparición de la lideresa.
A decir verdad me importa relativamente poco que se me acuse de inquisitorial, fundamentalista, ultraconservador - los lefebvrianos me llaman liberal -, talibán, etc..