Esta periodista calcula que sobre ella penderá siempre el odio de los miles de criminales y prostibularios que reptan en las redes de la trata de blancas.
Figuradamente, es un lío, desbarajuste o follón, en flagrante injusticia hacia el sector prostibulario, cuyos establecimientos suelen exhibir una mejor organización que muchas reconocidas casas comerciales de la economía formal.
A veces el prestigio y la fama tienen su contradicción, y el precio de la fama es en muchos casos muy prostibulario, por usar una palabra elegante en este programa.