Es imprevisión cuando se cree que cede fácilmente una pleuritis o remite pronto un esputo sanguinolento, cuando éstos encubren signos de embolismos mínimos.
La pleuritis reumatoidea se maneja con antiinflamatorios no esteroideos hasta que la inflamación ceda; se pueden dar corticoides orales en las primeras semanas, vigilando siempre la posibilidad de empiema.
Cuando la pleura se inflama (pleuritis), la superficie de contacto se vuelve áspera y el deslizamiento de una hoja pleural sobre la otra, a cada movimiento respiratorio, resulta doloroso.
Una elevada concentración de células mesoteliales es poco frecuente en la pleuritis tuberculosa o en otras enfermedades con extensa afectación difusa pleural.