Aquí funcionaba una concurrida picantería con el mismo nombre, famosa en toda la ciudad por ser punto de reunión de reconocidos artistas, poetas, escritores, políticos e intelectuales.
Muchos habrán desaparecido, otros posiblemente deben permanecer y otros habrán emergido entre las brumas nocturnales del humo de los barcos, fábricas y picanterías porteñas.