No hay que temer a los paliacates o capuchas de los jóvenes luchadores sociales; sin las capuchas - - por su radicalismo - serían asesinados junto a sus familiares.
Aparece un hombre de paliacate rojo, con las manos vacías torna el agua de color negro para después vaciar las copas de arena una por una: rosa, roja y verde.
Del otro lado, como espejo, nos esperaban dos filas iguales de hombres y mujeres, nos miraban con el rostro cubierto tras un pasamontañas o un paliacate rojo.