Alto, enhiesto y apuesto, de finos modales, expresión dominante, prestancia y magnetismo, sabe tratar con príncipes y reyes, militares y políticos, magnates y financistas.
Perdíal tiempo - esa magnitud plomiza que tanto valoraban por entonces los adultos -, junto a los amigos de mi pandilla, con irresponsabilidad de dilapidadores magnates cronológicos.