El que crea que el pitcher marlín dominó el inning porque sacó los outs vio visiones, lo salvó que el último bombazo salió de frente, perfecto para terminar el juego.
Pero ni ese festejo compartido ha logrado sacar a no pocos espirituanos del barrenillo que corroe sus mentes, varadas en aquel fatídico inning que los privó de un sueño.