Mientras tanto, los centros de las ciudades se fueron desvitalizando en favor de monstruos comerciales que nos vendían el espejismo de una belleza inmaculada y pulcra.
Y si la experiencia universal es que una política antiinflacionaria siempre tiene elementos recesivos, mucho me temo que no vamos descubrir el principio de la inmaculada desaceleración de precios.
Es necesario hacer notar, de paso, que monumentos druídicos como los dólmenes son de piedra bruta, no tallada y por lo tanto inmaculada a la mano del hombre.