Cuánto personaje - revestido incluso de intelectual - va de gala en gala, de tertulia en tertulia y hasta de galardón en galardón, con una vaciedad inenarrable.
Uno se queda perplejo, desconcertado, sin saber qué hacer o cómo mostrar su apoyo a aquellos que están sufriendo un dolor indescriptible e inenarrable.