De todos modos, quizá algo exagerado el decir qu etenemos esta mediocre y delincuente casta politicastra porque es, en suma, el vivo reflejo de una sociedad indocta y mediocre.
Pero en el caso que también existe por doquier la charlatanería indocta, sobre todo la de los malos políticos y la de los líderes oportunistas en la obra social.
Es verdad que frente al mundo, y a cristianos indoctos, el legalismo tiene cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo.
Para no quedar como indoctos o faltos de buen estilo, desde antaño es casi de regla en nuestra profesión legal despachar de tanto en tanto unas palabritas en latín.