Esta situación es incocebible, intolerable, incalificable, ilógica, ridícula, inadmisible, inexcusable, imperdonable, extraordinaria y extravagante, entre decenas de adjetivos más.
Porque, sin duda, sería de una malevolencia incalificable sugerir siquiera que el legislador ha querido garantizar a los aseguradores un negocio obligatorio para los asegurados.