Los policías robaban vehículos y los vendían hasta por 50 mil lempiras (alrededor de 2,600 dólares) a hueseras de la zona, que los desarmaban y luego vendían las piezas.
No descartan que los automotores que se roban de los estacionamientos sean llevados a predios o casas, donde los desmantelan para luego vender sus partes en repuestos de hueseras.