Esta autora, niega que el hibridismo sea el fruto de las mezclas propiciadas por la caída de las fronteras y porque éstas le impriman una topografía binaria a la cultura.
Además se conservaba vigente la cazuela, desde donde viudas y viejas solteronas vigilaban al dedillo cualquier transgresión a un tan contradictorio código de convenciones, hijas de ese hibridismo cultural.
Esta falta de realizaciones proviene del hibridismo y de la ensoñación a que invita el trópico con sus bellos ríos y las sombras maternales de sus árboles.
Eso significa que su punto de referencia dentro de la conciencia admite una falta de auto apreciación que tomaba al hibridismo cultural o genético como una maldición.