Son casos de infecciones adyacentes con invasión directa y menos frecuentemente diseminación hematógena a partir de endocarditis e infecciones pulmonares.
También pueden tener un origen hematógeno (vía sanguínea) debido a la existencia de una infección situada en otra parte del organismo (como el ombligo).
Finalmente, las infecciones hematógenas agudas se trataron con desbridamiento, conservación de la prótesis y antibióticos i.v.: tres de seis infecciones respondieron favorablemente a este protocolo.
En realidad, sólo hay dos síntomas considerados casi patognomónicos, poco frecuentes y más propios de los niños pequeños, el lipochagoma geniano y el chagoma hematógeno.