Así que la brandada daba para mucho: gratinada en el horno con mantequilla y queso rallado, croquetas, rellenos, en fin hasta dónde llegaba la imaginación y el dinero.
Para comenzar elegí la milanesa palermitana acholada, una sábana de lomo cubierta en pesto y mozzarella gratinada acompañada de spaghetti a la huancaína.