Puntual, con unos vaqueros y una camisa, una majestuosa sonrisa, el sol y el olor a café empezaba la cálida entrevista en un bar gerundense que suele ir.
Una vez ingresados los 3.000 euros, el payés esperó la semana que habían concertado y empezó a llamar al agricultor gerundense, del que no volvió a tener noticias.
Restaurantes, bares de copas y terrazas se instalan en los lugares más bellos de la costa para disfrutar de espléndidas panorámicas, mientras se degusta la cocina gerundense.