Los siempre verdes, estaban floridos; sus diminutas florecillas blancas y redondas, resaltaban armoniosamente, entre el verde suave y abarcan te de sus ramas.
En esta segunda visita me dejo llevar por florecillas, hierbas varias, fuentecillas, frondosidades, copas, ramas, cascadas, remansos, arbustos y sombras que aparecen en las pinturas.
Comprendí que si todas las flores quisieran ser rosas, la naturaleza perdería su gala primaveral y los campos ya no se verían esmaltados de florecillas...