Las frases eufónicas y definitivas con que se reacciona ante estos hechos tienden a hacernos pensar que el horror ha terminado, que estamos pasando la página.
Para ello se buscan nombres eufónicos, llamativos y fáciles de recordar, de origen muy variado: el nombre del inventor o propietario, metáforas, vocabulario evocador, etc..
Era también harto común en aquellas épocas el descuido de los recursos eufónicos y sonoros, que son los que constituyen propiamente la armonía del estilo.