Recomendaba para su tratamiento diversos fármacos, café bien cargado y el humo que se desprendía al quemar estramonio, ingrediente de los llamados cigarrillos antiasmáticos.
De ser cierta esta segunda hipótesis, deberíamos concluir que el consumo de estramonio se difundió con una extraña y extraordinaria rapidez por toda la cultura popular y mágica europea.