Concordemos pues, si no te parece mal, que el ensalzamiento de una obra, ya sea por motivos racionales o irracionales, siempre es menos dañino, en general, que su denigración.
Me llama la atención que textos bien razonados, sin apología, sin ensalzamiento, ni ataque, ni nada que pueda ofender circule por la red medio a escondidas.
Así, contemplamos el gran auto-ensalzamiento que se produce en el ministerio de muchos de estos dirigentes; al tiempo que sus predicaciones se revelan llenas de soberbia y gloria personal.