Otra vez, sus hijos, eran asfixiados, sus derechos pisoteados, el odio encarnizando las almas, oscureciendo los paisajes arrebatándole las hojas al futuro.
Es por ello que el blanco aquí es el parlamentarismo que, desde una perspectiva liberal, suele encarnizar la concepción del poder como algo absolutamente heterogéneo a la violencia.