Riso señala que por evitar caer en la pedantería insufrible del sabelotodo, hemos caído en la modestia auto-destructiva de la negación de nuestras virtudes.
Un impacto directo deja un área destructiva de tipo circular, con las ondas de choque expandiéndose en esa geometría y dispersándose de forma isótropa contra la atmósfera.