Vivimos en verdadera cultura de muerte y hemos construido, seamos conscientes o no, un mundo donde una minoría banqueteamos (3) y una gran mayoría se muere de hambre.
Comúnmente cada familia se reúne para comer en su choza; pero cuando se asa carne, todos los miembros de la familia indivisa, de veinte a sesenta personas, banquetean juntos.