Tales configuraciones generalmente reflejan un control marcadamente estructural del avenamiento, mediante fallas, diaclasas, alternancia de niveles blandos y duros, etc..
La primera medida específica en esta línea fue la ley de avenamiento y riego, la cual facultaba al estado utilizar terrenos privados en aras del interés público.
Cuando los sistemas de avenamiento en mal estado de conservación se atascan y dejan de funcionar pueden convertirse en criadero de vectores y crear situaciones desagradables.