Este aprisionamiento forma nódulos que traspasan a la segunda capa de la piel, que es la dermis, produciendo un desnivel que son los huecos que observamos en la zona celulítica.
La racionalización de la sociedad no conlleva ninguna perspectiva utópica, sino que más bien conduce a un aprisionamiento progresivo del hombre moderno en un sistema deshumanizado.