Para descartar la muerte traumática buscar fracturas en aquellos huesos, que habitualmente son injuriados en apaleamientos: calota, vértebras cervicales, malares cóndilos, maxilares y costillas.
Comenzaron entonces un apaleamiento sistemático y rítmico con varillas de madera en la espalda, los gluteos, las pantorrillas y las plantas de los pies.