Había cuatro o cinco más de ellos bien esparcidos por las faldas de las montañas, entre agrupaciones de robles albares, al final de carreteras polvorientas.
El bosque de endrinos, albares, arces, fresnos, majuelos y espinos, sirve de cobijo para distintas especies como los petirrojos, las cigüeñas, las lavanderas, las mariposas, los erizos o los tejones.