Una vez consumida, la hoja vuelan en busca de otra hoja, donde sus descendientes revierten a la forma áptera y recomienzan su rápido ciclo generacional.
Las formas habituales en bibliotecas generalmente son ápteras, pero excepcionalmente aparecen especies aladas, que suelen vivir entre líquenes, posiblemente atraídas por los hongos que destruyen el papel.