Con las instrucciones del maestro carpintero, tallan las columnas y las vigas con hachas, cepillan los suelos y las repisas con garlopas e incluso esculpen enrejados y bajorrelieves.
Por encima de los 20 metros, la competitividad frente a las vigas prefabricadas sólo se justifica si las condiciones de ejecución permiten abaratar el encofrado.