Para pretender tolerancia, hay que empezar a ser sinceros aceptando individualmente todos los conceptos que se critican por tradicionalismos o por convenciones, que siempre existen.
Ésta es la posición extendida por el tradicionalismo posterior, más sofisticado: la idea de defender una posición no en tanto que verdadera, sino por tradicional.
La posibilidad de estas controversias son fundamentales para evitar que las tradiciones se conviertan en tradicionalismos dogmáticos, carentes de toda racionalidad.