Se les tacha de cabezas cuadrada por el simple hecho de ser rigoristas en sus actuaciónes donde (hasta el momento) siempre se percibe un respeto profundo por la comunidad.
Olagüe es vilipendiado e insultado por los rigoristas de la academia y por ello, aunque no le pueda dar la razón en su idea esencial, cuenta con mi simpatía.
Se descarta, de este modo, el denominativo rigorista de cadena perpetua y se recurre a un léxico engañoso destinado a orillar el posible escollo constitucional.