El hábito de leer goza de tan buena consideración teórica y pública como, en la práctica privada, es justo objeto de recelos, desconfianzas y malquerencias varias y enconadas.
Felipe pretenderá conquistar la, pero su condición nobiliaria no casa muy bien con su comportamiento, siempre desmanotado, torpe y vulgar, lo que crea lógicos recelos en su anfitriona.
En parte estas actitudes nos vienen legadas por historias de enfrentamientos ancestrales que cargan a cada generación con viejos odios, recelos y prejuicios.