Una notabilidad lánguida, perenne e inalterable no merece la misma consideración que un momento aislado, rodeado de errores o defectos, pero excelente, entusiasta, apasionado y, en definitiva, emocionante.
Distinguido por el dueño de la casa, los demás asistentes, que eran las primeras notabilidades de la provincia, le trataban con afecto, y se acostumbraban a estimarle.
Son de gran notabilidad para la ciudadanía, que de hacerse efectivos disfrutarían de derechos y libertades, cercenados hasta el momento por las autoridades.
Finalmente, también encontramos ejemplos de superación en emprendedoras talentosas cuya notabilidad no está en haber llegado alto en una compañía ya creada, sino liderando su propio proyecto.