Las precipitaciones nivosas, lo mismo que ocurría con la lluvia, son muy variadas y no siempre dan lugar a la típica nevada, viniendo muchas veces acompañadas de viento.
Realizamos altos frecuentes; sobre todo, cerca de los restos nivosos del fondo de los corredores: tras descansar un poco, volvíamos a dar otro golpe de pernil.
Ambos ríos dependen del manto nivoso de las montañas para mantener su flujo al derretirse y entre más avanza el calentamiento global menos manto nivoso existe.
Es frecuente que a las nevadas les acompañen heladas, lo que origina que el manto nivoso sea especialmente peligroso para la circulación en carreteras y el desplazamiento de las personas.